miércoles, 12 de enero de 2011
vino y flores en la cocina
en un desagradable paseo, en Vigo, a la orilla del Lagares, en horrible compañía, recogí estas luminosas y alegres flores silvestres que allí crecían
(la primavera asomaba)
La horrible compañia, en el viaje de vuelta por una enrevesada carretera compró vino tinto (buenísimo para pintar) y ¿albariño?, en una taberna de un indescriptible personaje.
Pero, he aquí, la cocina relucía: vino, flores como soles
y el verde que campaba en las botellas y en la jarra,
belleza que reposaba sobre un sosegante mantel azul
....
había merecido la pena el paseo
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